¿A qué huele esa música? ¿Qué color es hoy?

   Cuando era aún muy pequeña, le preguntaba a mi madre si hoy era verde. Mi madre, como imaginarás, se reía tiernamente y me decía: –No hija, hoy no es verde, hoy es lunes. Y yo le respondía: ¡Claro, lo que te preguntaba: hoy es verde!

                La cuestión es que yo veía cada día de la semana de un color diferente: los lunes siempre eran verdes, los sábados, rojos y los domingos dorados. En mi casa, cuando era pequeña, había un tocadiscos. Antes de comenzar la escuela, me pasaba el día escuchando música y bailando. Cuando quería escuchar una música en concreto, le decía a mi madre: “Mamá, ¿pones esa música que huele a rosas? Tengo ganas de escucharla”. O, “Esa canción no me gusta porque huele a pollo crudo”.  

                Bueno, todo esto puede darte mucha risa y a mi madre ¡también se la daba! Cuando fui creciendo aprendí a llamar a las cosas “por su nombre” para hacerme entender. Pero siempre los lunes son verdes y las canciones huelen de forma diferente.

                Hace no muchos años, leyendo un libro llamado “Incógnito. Las vidas secretas del cerebro”, descubrí que mis sensaciones de niña eran algo más que sólo fantasía.

                Aquí te dejo el mismo fragmento del libro con el que descubrí algo más sobre cómo funciona nuestro cerebro. Fantástico…,  ¡El ser humano nunca deja de maravillarme!

                (…) La sinestesia se presenta en muchas variedades, y si poseemos una tenemos muchas posibilidades de poseer una segunda o una tercera. Experimentar los días de la semana en color es la manifestación más común de la sinestesia, y la siguen el ver las letras y los números de colores. Otras variedades comunes incluyen saborear palabras, oír colores, percibir las líneas numéricas como formas tridimensionales, y experimentar las letras y los números como si tuvieran sexo y personalidad.

                Las percepciones sinestésicas son involuntarias, automáticas y consecuentes a lo largo del tiempo. Suelen ser percepciones básicas, es decir, que lo que se percibe es un color, una forma o una textura.

                ¿Por qué algunas personas ven el mundo de este modo?

                La sinestesia es el resultado de una interferencia amplificada en tres zonas sensoriales del cerebro. Imagínelo como si fueran países colindantes de bordes porosos en el mapa del cerebro. Y esta interferencia viene provocada por diminutos cambios genéticos que se transmiten de una generación a otra. Piense en lo siguiente: los cambios microscópicos en los circuitos cerebrales pueden conducir a realidades distintas. La mera existencia de la sinestesia demuestra que es posible la existencia de más de un tipo de cerebro y de más de un tipo de mente.

                Al igual que todos los sinestésico, expresan su estupefacción ante el hecho de que no todo el mundo visualice secuencias tal y como lo hacen ellos-ellas. Si usted no es sinestésico, la paradoja es la siguiente: a los sinestésicos les resulta difícil comprender cómo la gente puede vivir sin visualizar el tiempo. Su realidad es tan extraña para ellos como la suya para usted. Aceptan la realidad que se les presenta, al igual que usted acepta la suya.

                Casi todos los sinestésicos viven toda su existencia sin saber que los demás ven el mundo de manera distinta a ellos.

                La sinestesia en sus múltiples variedades, pone de relieve las asombrosas diferencias entre los individuos a la hora de ver el mundo de manera objetiva, y nos recuerda que cada cerebro determina de manera única lo que percibe, o es capaz de percibir. La realidad es mucho más subjetiva que lo que se cree normalmente. El cerebro no registra la realidad de una manera pasiva, sino que la construye de manera activa.

                ¡Espero que lo hayas disfrutado!

Con amor,

Paula A. Manes.

Haciendo Vidas Más Felices.

(Bibliografía consultada: Incógnito. Las vidas secretas del cerebro. David Eagleman).

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